Mediodía templado de invierno. Dos jóvenes, bien vestidos, llegan en un Torino al Destacamento Policial de la localidad de Arroyo Dulce, ubicado sobre la calle Gowland, a menos de una cuadra de los terrenos de la estación del ferrocarril. Logran sorprender y secuestrar al oficial a cargo Bianchi y se lo llevan como rehén. Son las 13.25 cuando entran al Banco de Crédito Rural. El oficial de custodia atina a usar su arma, pero sabe que es mejor replegarse. Al grito de “esto es un asalto”, los atracadores le piden al cajero, Osvaldo Colel, que abra el tesoro. Los desconocidos toman el dinero, encierran a empleados, clientes y personal de seguridad en el archivo y salen a la calle. En total suman diez minutos de acción. Con una pistola 45 disparan a las gomas de un Torino, un Falcon, una Fiat multicarga para evitar que los persigan. Como tomándose un tiempo dentro de la línea de vértigo, detienen el colectivo de la empresa de transporte de pasajeros El Águila, que hace el trayecto Pergamino-Salto, suben y le quitan la llave de contacto. Revisan al pasaje, no roban nada: sólo constatan que ninguno lleve armas. Suben a un auto y escapan por caminos de tierra. A unos pocos kilómetros -cerca del paraje El Crisol- abandonan el auto y huyen en avión. Horas después, en el banco se realiza el arqueo de caja: la suma sustraída apenas supera el millón y medio pesos viejos, cifra muy inferior a la que se guardaba en otras oficinas del banco. Erróneamente, las primeras noticias difundidas por algunos medios de comunicación arriesgan una cantidad cercana a los 10 millones. Un hecho entre insólito y grotesco se produce sobre el final del día: policías abocados a la tarea de seguir el rastro de los ladrones se equivocan y tirotean otro avión, en el que viaja el Comisario de San Pedro, David Tabet, sin dar en el blanco. El detalle: diez días antes, el diario La Opinión de Pergamino, en su edición del 9 de julio y a través de versiones off the record, manejaba la posibilidad de que “podría intentarse el copamiento de una localidad de la zona, con el propósito de efectivizar un golpe tipo comando”.
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